lunes, 4 de abril de 2011

Soy.




Me di cuenta de que cuando creía que era feliz, no lo era realmente, sino que yo misma me imponía serlo, creando una burbuja para encerrarme en ella y no querer salir. Conseguir algo y luego no quererlo, perderlo y volver a desearlo. Un círculo vicioso en el que me vi atrapada, hasta que la verdad me dio de bruces en la cara, haciéndome ver que el mundo no gira a mi al rededor, que todas mis acciones tenían consecuencias, que mi felicidad era la infelicidad de otros. Empecé a darme cuenta de que la vida nunca fue ni será fácil, que tendrás que sufrir y ser feliz, pues es parte de ella. Opté por la opción fácil, hacer feliz a los demás, a las personas que quería, no permitiéndome a mi misma conseguir lo que quería, preferí quedarme sin nada para que ellos lo pudieran tener todo. Sufrí en silencio, regodeándome en la única felicidad que me era posible, la de los demás. Ver sus sonrisas era lo que me hacía seguir adelante a mi manera, pensar que aunque una persona se quedara a mitad de camino, los demás seguirían y tendrían lo que quisiesen. El silencio fue mi opción, creando una tortura que se fue haciendo más y más grande.

Pero abrí los ojos, para ver como ese mundo que creí conocer se abría paso ante mi para mostrarse tal y como era. Nada era igual, era como despertar de un sueño y meterse de lleno en una pesadilla. Me encontré sola, sin nadie, ahogada en la oscuridad y soledad, sin nadie en quien poder confiar, ni con quien poder contar. Me desmoroné como un barco de papel ante las olas del mar, me hundí en lo más hondo del mar. Todo fue una fantasía, los amigos que creí tener fueron simples espejismo que se esfumaron sin que me diera cuenta, un golpe del que sabía que nunca me repondría. Resultó que el anteponer la felicidad de los demás a la mía, disfrutar de sus sonrisas, fue todo una mentira, una mentira que me hicieron creer y que yo tragué como una miga de pan que más tarde se convirtió en espinas, haciendo daño, donde ni siquiera sabía que se podía.

Me arrepentí de no ser egoísta, de no anteponerme yo misma. Pero si lo pienso bien, soy como soy, y se que no cambiaré por muchos palos que me de la vida.

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